Las ratas son vectores en la transmisión de enfermedades a los humanos como la rabia, el cólera, la peste, la hepatitis o la salmonelosis. El contagio puede darse por contacto directo a través de una mordedura o de forma indirecta por la ingesta de alimento o agua contaminada que haya estado en contacto directo con los roedores o sus excretas.
Este no es el único problema que pueden generarnos, las ratas tienen una increíble capacidad para roer contaminando gran cantidad de alimentos y elementos constructivos del hogar (cableado eléctrico, marcos de puertas, estructuras de madera, etc.).
Al ver una rata en tu hogar, es altamente probable que no se encuentre sola ya que viven en colonias numerosas con la que forman sus nidos. Lo más peligroso es su capacidad reproductiva: una hembra puede dar a luz entre 4-12 crías en un lapso de 22 días. Estas condiciones propician una alta efectividad de invasión, pero esto también se ve facilitado gracias a su agilidad ya que son buenas escaladoras pudiendo subir y bajar por las paredes, así como también pasar por aberturas muy estrechas.
Para controlar esta infestación es importante una inspección inicial por parte de un profesional que determine las áreas de madrigueras o sitios donde anidan, si hay disponibilidad de alimentos y agua, y así poder ejecutar las acciones correctivas necesarias previo a la aplicación de rodenticidas y luego con monitoreos periódicos.